Entre acompañante y compañero, sólo hay un palacio de distancia.
Posiblemente debiera comenzar esto con algún tipo de información histórica de la zona. Estaría bien, aunque fuese por encima, hablar de los saqueos que han sufrido estos edificios, de cómo los niños jugaron durante años alrededor de sus paredes, teniendo por casi prohibido el interior a pesar de estar deshabitado ya. Podría hablar de que sólo quedan las paredes de una escuela en la que ya nadie estudiará jamás, o de las tardes de ocio alrededor de la fuente aledaña a nuestra incursión primera, pero es una información que ni tengo, ni puedo dar por certera. Diré, sin embargo, que hicimos un acercamiento un día gris, porque en esta época del año no es difícil encontrarse días grises. Había nieve, pero una fina lluvia se encargaba de derretir la parte más superficial a un ritmo muy lento. La humedad amenazaba los equipos e incluso nos molestaba lo embarrado del camino. Aparcamos con la idea de abordar la iglesia, sabíamos que estaba vacía. Pero nos la encontramos cerrada, quizás en el...